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5.Jul.2009 / 07:19 pm / Haga un comentario

Himno Nacional para canto y piano, con letra de Augusto Constantino Coello Estévez y con música de Carlos Hartlíng. 1926.

Fuente: Radioamerica de Honduras

CORO

Tu bandera es un lampo de cielo

por un bloque de nieve cruzado;

y se ven en su fondo sagrado

cinco estrellas de pálido azul;

en tu emblema, que un mar rumoroso

Con sus ondas bravías escuda,

de un volcán tras la cima desnuda,

hay un astro de nítida luz.

I

India Virgen y hermosa dormías

de tus mares al canto sonoro,

cuando echada en tus cuencas de oro

el audaz navegante te halló;

y al mirar tu belleza extasiado,

al influjo ideal de tu encanto

la orla azul de tu espléndido manto

con un beso de amor consagró.

II

De un país donde el sol se levanta,

más allá del atlante azulado,

aquel hombre te había soñado

y en tu busca a la mar se lanzó.

Cuando erguiste la pálida frente,

en la viva ansiedad de tu anhelo,

bajo el dombo gentil de tu cielo,

ya flotaba un extraño pendón.

III

Era inútil que el indio, tu amado,

se aprestara a la lucha con ira,

porque envuelto en su sangre Lempira

en la noche profunda se hundió.

Y de la épica hazaña, en memoria,

la leyenda tan sólo ha guardado

de un Sepulcro el lugar ignorado

y el severo perfil de un peñón.

IV

Por tres siglos tus hijos oyeron

el mandato imperioso del amo,

por tres siglos tu inútil reclamo

en la atmósfera azul se perdió.

Pero un día de gloria tu oído

Percibió, poderoso y distante,

Que allá lejos, por sobre el Atlante

Indignado rugía un león.

V

Era Francia, la libre, la heroica,

que en su sueño de siglos dormida,

despertaba iracunda a la vida

al reclamo viril de Datón.

Era Francia que enviaba a la muerte

la cabeza del rey consagrado

y que alzaba soberbia a su lado

El altar de la Diosa Razón.

VI

Tú también, Oh mi Patria! Te alzaste

de tu sueño servil y profundo;

tú también enseñaste al mundo

destrozando el infame eslabón.

Y de tu celo bendito, tras la alta

cabellera del monte salvaje

como un ave de negro plumaje,

la colonia fugaz se perdió.

VII

Por guardar ese emblema divino

marcharemos, ¡Oh Patria! A la muerte,

generosa será nuestra suerte,

si morimos pensando en tu amor.

Defendiendo tu santa bandera,

y en tus pliegues gloriosos cubiertos,

serán muchos, Honduras, tus muertos,

pero todos caerán con honor.

CORO

 

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